domingo, 23 de agosto de 2015

Eleanor Cyberpunk




La vida en la colonia era cada vez más desesperanzadora; la comida que se producía no era suficiente, el acceso al agua era cada vez más restringido y mantener a raya a las tribus de ciborgs del exterior era un esfuerzo devastador.


La refinería no producía nada hacía meses; un daño que nadie sabía reparar la mantenía inservible. Las reservas de gasolina se estaban agotando y sin el precioso líquido era imposible extraer agua de las entrañas de la tierra, producir comida, luz, alejar a los ciborgs… sobrevivir…


Algunos que habían llegado del otro lado del desierto hablaban de una ciudad en la que había sabios que podían reparar el daño, pero ninguno se ofreció a hacer el viaje de vuelta.  


La última gran guerra de la codicia humana había convertido la Tierra en un lugar desértico y hostil. Las colonias de humanos quedaron aisladas unas de otras, las máquinas de comunicación y de transporte eran prácticamente inexistentes. Muchos ni siquiera sabían que más allá del desierto y los ciborgs que lo habitaban (humanos con implantes que perdieron toda humanidad) había más humanos.


Un guerrero sin nombre juntó los datos que pudo y reunió algunos fierros que se topó: las latas de un viejo Eleanor (GL), el motor de un Hot Rod (JL) que pudo hacer funcionar a la perfección, el armazón de un auto de lo que una vez fue la NASCAR (RC) y la suspensión y llantas de un 4x4 (GL). 


Con los viejos fierros construiría el pequeño Frankenstein en el que cruzaría el desierto y enfrentaría a los ciborgs. Los datos serían la brújula que lo conduciría a aquella ciudad donde los sabios le enseñarían cómo hacer que la pequeña refinería volviera a producir el líquido que le permitiría sobrevivir a la colonia. Con esto y algunas provisiones emprendió el viaje con la esperanza de devolverle la vida a los suyos…


Otra de las cosas que me ha gustado desde niño es fantasear con los autitos. Para mí es casi imposible no pasarme al plano ficcional cuando veo estos modelos que parecen de ficción. También había dicho en otra ocasión que la estética del Cyberpunk, y especialmente la de Mad Max, me atrae mucho. Las máquinas cyber me producen miedo y fascinación, como diría Sábato. Miedo por todo el trasfondo de la relación hombre-máquina que proponen. Fascinación por el ingenio, ya sea tecnológico como Terminator, Robocop, Ghost in the Shell, etc., o de lo que se hace con las ruinas que quedan, el valor que adquiere la chatarra, como en Mad Max o Wall-E. 


Siempre quise hacerme un modelo a lo Mad Max, y siempre quise que fuera un Ford Mustang. No sé si haya logrado lo del miedo y la fascinación, pero por lo menos me divertí, tengo una versión bizarra del Eleanor (que me gustó mucho como quedó) y cada vez que vea el autito imaginaré las aventuras de un guerrero luchando por un líquido que le da la vida a su pueblo, pero que a nosotros nos mata de a poquitos. Los dejo con un corto a lo Mad Max en carts. See ya! 






2 comentarios:

  1. Muy buen trabajo, mis felicitaciones al chef!
    Y también al guionista.

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  2. Jajaja, gracias, Gaucho!!!... viniendo de alguien experimentado en el asunto de los modelos personalizados (algunos de los Gaucho Models me han dejado boquiabierto), confirmo más mi gusto por este monstrete... y gracias también por lo del guión!!!

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